Narrar el conflicto, narrar la memoria
Conferencista: Ginna Morelo, periodista colombiana, directora de la Unidad de Datos del Periódico El Tiempo y presidenta de Consejo de Redacción. Autora de: Tierra de Sangre, memorias de las víctimas y coautora de Pistas para narrar la memoria
Fecha y Hora: 20 de febrero de 2017 12:00 p.m.
Gina Morelo: Periodista, directora de la unidad de datos del periódico El Tiempo. Ganadora del premio Simon Bolivar y Ortega y Gasset. Autora de Pistas para narrar el conflicto y Pistas para narrar la memoria. Directora del Consejo de Redacción, cuyo propósito es pensar las formas de contar el conflicto armado a través del periodismo. Profesora de la universidad Javeriana. Desde 1994 trabaja en temas de conflicto armado.
En esencia dice Morelo «me defino como reportera, alguien a quien le gusta contar historias, relacionarse con las personas que son testigos directos con el fin de acercarse lo más posible a los hechos. Provengo de Córdoba, región atravesada en momentos históricos distintos por diferentes grupos armados: Ejército, guerrillas y grupos paramilitares».
- ¿Cómo me acerco a trabajar el tema de conflicto armado?:
¿Qué ocurre al escuchar testimonios de dolor como periodista joven? En primer lugar, como periodistas no hay mucha consciencia sobre el contexto. En el año 88, estando en el colegio nos pidieron ayudar a los afectados por una inundación, y conocí una mujer que no quería separarse de un baúl de madera porque ahí estaba la memoria de su hijo asesinado. Fue enfrentarme a lo que ya había escuchado de mi familia: Uno de mis abuelos era godo, mientras que mi otro abuelo era liberal, y de niña solía escuchar sus historias sobre la historia y la violencia (en un escenario de escucha donde no había derecho a preguntar). No obstante, enfrentando esas historias con la situación de la mujer y su baúl de madera, permitió que definiera lo que quería ser, corresponsal de guerra en conflictos. Es así que, posteriormente, tuve la oportunidad de participar en el primer diario de circulación de Córdoba.
- Mi acercamiento al tema de conflicto está relacionado también con el acercamiento a los libros:
Un magistrado que debía dinero a mi padre, por sugerencia mía, pagó a la familia con un grupo amplio de libros. Desde ese momento un interés comenzó a surgir, un interés que luego se traduciría en el interés por el periodismo. Pero en la práctica periodística noté que había un gran énfasis en las cifras, en qué pasó. Yo por mi parte comienzo a ser consciente de vacíos en mi sociedad inmediata. Las personas no entendían los hechos dado que no podían conectarlos con los hechos más grandes que las circundaban. Yo tomé una línea de investigación que permitió la realización de entrevistas con grandes maestros, no con el fin de publicarlos sino con el propósito de solucionar mis propias dudas de lo periodístico ¿Por qué ocurrían los hechos y para qué? Por esas preguntas comencé a meterme en aprietos con agentes armados. El primer libro que me lancé a escribir en el 2009 tuvo su origen en los procesos de Justicia y Paz con los paramilitares que empezó en el 2006 ¿cómo explicar el fenómeno paramilitar? ¿Cuáles vidas y para qué? ¿Qué van a contar esas vidas? No quería narrar sucesos sino narrar vidas, que las personas afectadas dijeran qué vivieron y quiénes son luego de la violencia.
Luego vino otra inquietud, saber quién sabe lo que no sé. Eso me llevó a hacer reuniones con profesionales de las ciencias sociales, hicimos un pacto de contar las historias que no se han contado, y es un grupo que aún permanece, que permite estrechar lazos profesionales con personas con mucha experiencia. Recuerdo que una vez contacté a un gran jefe paramilitar de la zona que había, él accedió. Durante año y medio lo visité y me contó muchas cosas que espero poder publicar ahora que me siento más tranquila. Eso me hizo pensar ¿qué tanto tiempo le dedicamos a escuchar al otro? Quise entonces darle el espacio suficiente a la escucha, y lo puse en acción con mis entrevistas.
- ¿Cómo se llega a tener la confianza suficiente para dar el paso de hacer las preguntas? ¿Cómo hacer esas primeras preguntas y atreverse a contactar estas personas para saber más?
Gina Morelo: En mi primera ocasión, cuando voy a Valencia donde hay un desplazamiento masivo ocasionado por enfrentamientos entre las FARC y los paramilitares. Estaba en la mitad del enfrentamiento y a un señor que salía del lugar le pregunté ¿Cuándo va a volver usted? Hay un libro de Rafael Yances Pinedo donde él narra el dolor del desplazamiento y dice que los sujetos que tienen que abandonar su tierra suelen prometer volver a su territorio .Por eso le pregunté cuando iba a volver, y efectivamente el hombre me respondió, me dijo: “Pronto”. Es necesario tener buena memoria, recuerdo mucho lo que veo y lo que oigo. Años después cuando vuelvo a Valencia me encontré con este mismo hombre al que le había preguntado en 1995 sobre si volvería a su territorio luego de desplazarse por la violencia. Cuando supe que estaba allí, traté de recordarle sobre nuestro anterior encuentro, a partir de ésta acción de memoria en el diálogo el hombre se acordó de mí y habló conmigo sobre lo sucedido. Eso en situaciones donde se puede hacer uso del conocimiento previo de las personas.
Por otro lado, cuando no se conoce a la persona con anterioridad, lo importante es que hay que respetar el silencio. En Córdoba en el año 95 hubo una masacre en Tierra Alta y yo quería reconstruir la masacre del Escolar, quería hablar con el sobreviviente de la primera familia que asesinaron. Los paramilitares llegaron buscando a las personas con una lista, la esposa le dijo que se vaya, él subió a un árbol y los paramilitares mataron a su esposa y a sus cuatro hijos frente a sus ojos. Cuando yo lo busqué, incluso ya 10 años después de la masacre, las personas no querían hablar del tema. Yo iba a Montería y volvía hasta que en una ocasión una mujer me contó la historia debido mi insistencia. Yo ya la historia la sabía, pero dejaba que la mujer me contara, hasta que yo le pregunté por el hombre que buscaba. Ella me señala que ese nombre que yo tenía no era el nombre real de quien buscaba y me dio los datos correctos para poder identificarlo. Cuando puedo hallar a este hombre me encuentro que él no quiere hablar del tema. Decidí hacer un texto sobre él, un texto llamado el hombre más solo del mundo. Yo lo acompañé a su iglesia durante cuatro domingos, no hice ninguna pregunta, volvía a la casa con él, permanecíamos en silencio sobre el tema de la masacre, hasta que un domingo habló conmigo. Me esperó un domingo para mostrarme las fotos de su familia (algo borrosas) y allí empezó a contarme su historia voluntariamente porque, según él, yo le agradaba. Murió el año pasado en un accidente de tránsito. Es interesante pensar en qué tanto tiempo toma para las personas poder contarte su historia, pero también cómo seguir teniendo contacto con estas personas. Cuando esos lazos se pierden, se pierde la posibilidad de que éstas te lleven a otras cosas.
- En la medida en que te involucras un poco más que otros periodistas ¿no hay también un mayor desgaste emocional?
Gina Morelo: Cuando publiqué el libro fue muy difícil en primer lugar porque fui amenazada junto a mis dos hijos. Censuré entonces una parte del texto con la ayuda de una amiga editora y pude sacarlo. Pero me enfermé, estuve muy triste por escuchar tanto dolor, había demasiadas voces, demasiadas preguntas sin respuesta. Luego fui a un curso den la universidad de Columbia donde había psicólogos que reunían periodistas de muchas partes y que trataban temas difíciles. Ellos me preguntaban “¿no te involucras demasiado?”. Yo creo que involucrarse con el otro es la única forma de contar una vida. No obstante, traté de alejarme del tema y escribí un libro sobre música folclórica. Luego, uno de los gaiteros terminó por contarme que había vivido una toma paramilitar. Eso resultó en una crónica y volví al tema del conflicto.
Hice posteriormente un texto llamado La Ruta del Despojo con un hombre que hace todo un proceso de reclamación de su territorio. Fue asesinado 8 meses después de la publicación. El día que lo supe juré que no iba a volver a escribir nada más, rompí durante un tiempo con el periodismo y me costó mucho regresar. Mis compañeros trataron de hacerme volver durante varios meses. Creo que el tema de involucrarse con el otro es complicado porque sí te toca, y es muy difícil alejarse o desapegarse de las historias y eso afecta los escritos.
- Estoy trabajando con mujeres desmovilizadas ¿Cómo acercase a estas personas? ¿Cómo no hacerlas sentir que yo las estoy usando?
Gina Morelo: Cuando hablé con mujeres desmovilizadas, yo hice preguntas que iban por nuestro lado femenino, por ejemplo, preguntaba acerca de las relaciones sentimentales dentro de la tropa. Hay que romper el hielo con elementos de la cotidianidad, las personas no son necesariamente distintas. Busca formas distintas de acercarte, si hablas con mujeres desmovilizadas entra por el lado femenino. Hay que buscar el lado más humano del ser con el que te vas a relacionar
- Pregunta: En la experiencia de este trabajo ¿nunca pasó que alguna persona se involucrara demasiado contigo, que se volvieran demasiado insistentes?
Gina Morelo: ¿Qué puedes hacer? Nada. Tienes que aguantarlo y hacerlo de forma muy amable. Si tienes la capacidad de entrar a las personas no la fractures. No obstante, siempre hay que ser muy claro con las personas con tu labor y sus límites, puedes escucharles pero no necesariamente solucionar su problema.
- Trabajo en el proyecto Tumaco, un taller de apoyo a mujeres víctimas de violencia sexual. Hay un tema que no deja de preocuparme, es difícil no meterse en las historias y no resultar muy conmovido. Ellas abren su corazón y te cuentan sus historias pero ¿cómo romper esa pared que tiene el que escucha las historias de dolor y la historia de las víctimas?
Gina Morelo: Hay que pensar en la forma en cómo se cuenta el dolor. El periodismo que cuenta estas situaciones tiene que replantearse con el fin de no contar las historias siempre desde la tristeza y la soledad, en primer lugar, porque no es cierto. Hay que poder ver más allá del pasado violento, pensar en el presente y en la proyección de las personas hacia el futuro. Estamos intentando poner personas que no se conocen a escribirse, narrar sus dolores. La propuesta que hemos hecho es contarse desde el futuro, comenzando por los sueños y aspiraciones y terminando con los hechos dolorosos del pasado.
Cuando se empieza a hablar del proceso de paz, varios colegas del Cesar nos cuestionaron cómo contar la paz en esta región donde todavía es problemático hacerlo directamente. Dijimos que íbamos a contar la historia desde los niños, vamos a preguntarles no por el pasado sino por cómo perciben la paz, de qué color es, cómo sabe. De ahí surgieron diversas entradas al tema de la memoria que no necesariamente iban directamente al cuestionamiento por los hechos violentos.
- Pregunta: ¿Qué opinas sobre preguntar cosas que no sabes pero crees que puede haber sucedido?
Gina Morelo: En el momento que decidas dar por sentado algo, estás fracturando la historia, no le estás dando voz a las diversas versiones. Es válido preguntar sobre lo que crees saber, pero es necesario dirigirlo a la experiencia de quienes lo vivieron. Es necesario que las personas no sientan que yo estoy afirmando algo.
- Cuando hablabas de cuando la escritura termina siendo impactada por las experiencias dolorosas a las que estuviste enfrentada ¿No puede que el texto sea también una forma de liberación emocional que te permite sentir que realmente expones tus emociones y entonces puedes continuar?
Gina Morelo: En estos días con un grupo de colegas estábamos tratando de definir el periodismo. Concluimos el periodismo es un oficio que te permite andar con los otros para contar sus historias, sin embargo yo quise agregar que el periodismo también es un oficio que me permite andar con los otros para encontrarme a mí misma. Creo que pasó eso, y sí ocurre. En las historias de los otros encuentras también cosas que te pasan a ti. A final de cuentas nosotros no nos podemos sustraer o salir de la interacción. Contar la historia de los otros implica un fuerte involucramiento, donde ambas partes dan todo de sí. En ocasiones soy yo quien siente que es el foco de la entrevista.
- ¿Quería preguntarte si existe la posibilidad de contar la historia con el otro, que las personas tengan injerencia en la forma en que se articula el texto?
Gina Morelo: Yo creo que el periodismo es subjetivamente honesto, entre más nos acerquemos a la honestidad mejor lo estamos haciendo, pero esa cercanía siempre es subjetiva. Sí, yo creo que es posible contar la historia con el otro, lo hice en radio. Hicimos un trabajo llamado Relatos. Recuerdo que hicimos una historia en tierra adentro en Córdoba, una región azotada por las masacres, y en la memoria colectiva aparece la figura de un señor que en las cajetillas de cigarrillos que vendía escribió las historias de su pueblo. Le dije que fuéramos a la emisora y que contara sus escritos. No hubo una sola pregunta.
Frente a escenarios tan complejos de dolor y de violencia es bueno que permitas que la persona involucrada en la historia la vea. Los personajes pueden proponer las formas en que quieren ser narradas, eso hace parte de la tarea de buscar otras formas de construir los relatos.
- Pregunta: ¿Puede unirse eso con la ética en donde es la historia del otro la que se está contando?
Gina Morelo: Sí, en efecto es contar la vida del otro, por eso puede participar. No obstante, tiene que haber contrastes, la inclusión de otras voces y otros elementos que discutan con la voz del personaje.
- Me parece importante que reconozcas que te involucras en ciertos casos, porque es inevitable en tanto somos seres sociales. También es necesario, pero veo que no lo haces sólo con ese fin, sino que como decías que te encontrabas a ti misma, y considero que es bueno que te involucres pero creo que todos los extremos son malos. Me parece importante recalcar que también haces una labor de fijar límites.
Gina Morelo: Sí, todo tiene un hasta aquí, es necesario darse cuenta porque también puedes terminar dañando a otros.
- Después de todos estos años de trabajo con conflicto ¿cuál crees que es la peor consecuencia de comunicar estas situaciones? Yo pensaría que es el miedo, ¿Cuál es tu relación con el miedo? ¿Te ha llevado esto a adoptar unas dinámicas de auto cuidado que también hayan terminado silenciando parte de las historias?
Gina Morelo: Yo creo que también el miedo me ha movido a hacer mucho. Cuando me amenazaron y amenazaron a mis hijos, yo tenía miedo no solo de la materialización de la amenaza sino también de que mi familia se enterara. Resulta que pasado un tiempo, cuando todo estaba más tranquilo, encontré más material para narrar esa historia. Descubrí entonces que hay tiempos para narrar las cosas. Si sabes controlar los tiempos sobre cuando contar las historias y puedes decantar ese miedo puedes seguir haciendo tu labor.