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Fotografías, conflicto y libertad de prensa

 


Conferencista: Federico Ríos ha trabajado con publicaciones en diferentes medios del mundo en los que publica sus trabajos de fotografía documental sobre asuntos sociales en Latinoamérica como el New York Times, El País de España, El Universal de México, Folha Do Sao Paulo y Tages Anziger entre otros.
Ha realizado diferentes exposiciones individuales de fotografía: “Nada que esconder”, Sala de Estancias de la Universidad Nacional de Colombia (2002); “13 x 13” Galería Casa Cuadrada (2010); “La firma de los Ríos”, Museo de Arte de Caldas (2001); Museo de Arte Moderno de Medellín (2013) y en Video Guerrillha, muestra internacional de arte y fotografía en Sao Paulo, Brasil (2013) presentó el trabajo “La firma de los Ríos”. Es autor de los libros La ruta del cóndor (2012) y de Fiestas de San Pacho, Quibdó (2013).
Recientemente Federico Ríos publicó parte de su trabajo “Last days of FARC in the Jungle” en el New York Times en el que busca comprender la cotidianidad de los combatientes y la humanidad que revelan sus rostros y prácticas afectivas.

Fecha: martes 26 de abril de 2016

Federico Ríos es un fotógrafo paisa que se ha dedicado a documentar por medio de la fotografía diferentes situaciones sociales en Colombia y Latinoamérica. Ríos inició su presentación mostrándole a la audiencia una foto tomada el día anterior en Bogotá, donde se retrata a tres miembros del Ejército caminando por un barrio acomodado de la capital, armados con suficientes balas para asesinar a todas las personas en el auditorio. Cuenta que tomó esa foto y la subió a una cuenta de Instagram llamada Everyday Macondo, en donde le comentan que es un amarillista y que sólo desea mostrar las cosas negativas de Colombia. Federico dice que no es normal encontrarse con esta escena en la calle en una zona acomodada de la capital de un país. Por lo tanto, dice que su trabajo se ha enfocado en cubrir esas cosas que a veces pueden ser incómodas de ver y aceptar pero que es necesario denunciar para poder generar cambios en la sociedad y sacar a la guerra de la cotidianidad. Aquí comienza un recorrido por algunos de sus proyectos fotográficos.

Habló sobre un reportaje que realizó en la comuna 13 de  Medellín, enfocándose en una pareja que vive de vender cocaína en su barrio. Cuenta que en la casa de esta pareja hay muchas armas, un vigilante y se pueden llegar a rolar hasta 300 cigarros de marihuana cada hora. Algunas de las fotografías son muy íntimas, de los espacios internos de la casa o en los momentos de producción y distribución. Otras son fotografías del barrio, donde se retratan hombres armados, algunos en uniforme militar, otros vestidos de civil, y que revelan algo de la realidad que se vive en este barrio. Federico cuenta que documentó esta historia gracias a otro reportaje realizado en el comuna 13 en el periodo del 2010-2011, en donde habían aproximadamente 17 muertos por día en la ciudad. Este reportaje es publicado en El País de España y produce mucha incomodidad a los altos mandos de la ciudad, quienes plantean que estas cifras no eran ciertas e intentan desmentir las imágenes. Federico cuenta que para disminuir el registro de muertes en Medellín durante este periodo, los mandatarios incluso distribuían muertos entre los distintos municipios cercanos a la ciudad.

El alcalde de Medellín respondió al reportaje invitando a Federico y a El País de España al jardín botánico de la ciudad para ver las orquídeas. Federico plantea entonces que en Colombia la censura no se expresa en la imposibilidad de publicar sino en que en el país sólo se tiene disposición para ver lo bueno, lo bonito y se intenta dejar por fuera del imaginario a la violencia.

Posteriormente, habló sobre un proyecto que realizó en Las Pavas, una comunidad localizada en el Brazo del río Papayal. Cuenta que este es un lugar remoto y que para llegar a él se debe volar a Bucaramanga, irse por tierra hasta el río Magdalena, navegarlo hasta llegar al Brazo del Papayal, y subir por éste hasta llegar a Las Pavas. Cuenta que por las fluctuaciones del rio, este poblado a veces es una isla y a veces está pegado al continente. Esta comunidad recibe el premio nacional de paz un año antes del reportaje, por lo que el pueblo tiene mucha resonancia así no haya presencia del estado ni de las ONGs. Dice que por este motivo, los paramilitares no pueden tomarse el pueblo por las balas, por lo que atormentan a su población con desnutrición, impidiendo la llegada de alimentos. Las fotografías son también muy íntimas, mostrando la cotidianidad de los habitantes de Las Pavas.

También, habló sobre un reportaje que realizó al alcalde de Yopal, Casanare. El alcalde fue elegido estando preso y fue liberado tres días antes de posesionarse. Entre sus escoltas se encuentra una ex paramilitar. Este personaje hizo su fortuna con tiendas de ropa interior y anda por la ciudad en una camioneta que tiene un cañón incorporado. De nuevo, enseñó unas fotografías muy íntimas, dentro del carro del alcalde repartiendo dinero en un barrio de la ciudad, en su cotidianidad bebiendo cerveza o haciendo otras diligencias.

A continuación, habló sobre un trabajo realizado en el helicóptero Ángel del Ejército colombiano, utilizado para hacer rescates y evacuaciones humanitarias. Durante la documentación, acompañó procesos de rescate a soldados víctimas de minas antipersonales. A partir de las fotografías, cuenta que Colombia es el segundo país más minado del mundo y que con 2000 pesos colombianos se puede fabricar una mina antipersonal. Cuenta que hay unas botas que protegen de las explosiones de minas y que hay un mito en el Ejército que dice que cada mina tiene nombre, que al que le toca, le toca. Acompaña algunos rescates, donde dice que se sintió como un estorbo, pues estaba en un espacio muy reducido, acompañando situaciones muy azarosas y sin hacer nada por salvar esa vida humana que estaba allí en riesgo, sino simplemente documentando la situación. Reflexionó sobre las dinámicas de la guerra, diciendo que no solo se trata de los riesgos que implica para la vida de los habitantes, sino que en términos económicos, uno de esos rescates que involucran tres helicópteros durante una hora de vuelo, tiene unos costos monetarios muy altos.

Posteriormente, abordó su último proyecto, en donde retrató la cotidianidad de las FARC, titulándolo “los últimos días de las FARC en la selva”, un título que caracteriza como autoesperanzador, ya que realmente espera que se firmen los acuerdos.  Dice que intentó retratar lo que ha sido y es un campamento guerrillero, por lo que en las fotos vemos los momentos de descanso, de comida, de vigilancia, de juego, de caminata, de amor, en fin, las actividades que componen los días de los guerrilleros. Dice que este es solo el comienzo, pues planea documentar el rumbo que tome este frente guerrillero ya sea de desmovilización o de continuación del combate. Cuenta que durante su estadía llega una carta de un grupo indígena a los guerrilleros solicitando una reunión. Cuando llegan al lugar de encuentro, ven que todas las comunidades vecinas también fueron citadas y están presentes en la reunión. El vocero de los indígenas les pide que no dejen las armas, que no se desmovilicen pues han sido amenazados de muerte por diferentes organizaciones paramilitares que se están reactivando en la región. Los indígenas ya tienen mapas con todos los frentes paramilitares reactivados. Por último, enseñó un proyecto que aún no ha sido publicado donde se retratan los morrales de algunos guerrilleros.

A partir de esta exposición, se abrió el espacio de conversación.

Un participante cuestionó sobre la censura en el ejercicio fotográfico y le preguntó a Federico él cómo elige qué mostrar, cómo representar la cara humana de los excombatientes por ejemplo, o de los criminales de la comuna 13.  Ríos plantea que para él la fotografía es una herramienta de comunicación que pareciera mostrar verdades tautológicas, pero que este carácter de verdad se desdibuja cada vez más, pues las fotos presentan la interpretación del fotógrafo. No se está dando cuenta de “la verdad” de un suceso, sino de la versión que el autor tiene sobre este. Además, dice que ante la cámara las personas siempre están posando, por lo que  la fotografía no es una verdad absoluta, es una representación y una interpretación. Plantea que el fotógrafo es una herramienta, un sujeto que sirve para mostrar lo que está pasando en un frente guerrillero, para que las personas puedan ver otras versiones de la historia, otras caras de esos sujetos. Sin embargo, dice que es importante educar a la audiencia para que entienda que las fotografías no son verdades sino versiones y que los medios sean imparciales o no, están al servicio de alguno de los actores.

Una participante pregunta a Ríos cómo logra ese momento de intimidad con sus fotografiados, cómo se da el proceso de negociación donde los sujetos acceden a ser retratados de una forma cercana. Ríos responde que para él hay conexiones especiales que se tiene con algunas personas, donde fluye una buena onda, energía o vibra. Dice que no solo nos comunicamos verbalmente sino también por medio de la gestualidad, y que se establecen empatías muy complejas de entender. Además plantea un interrogante: ¿es sólo el interés del fotógrafo ver lo que ocurre, o hay también un interés de los sujetos de mostrarlo? ¿los sujetos ceden ante el fotógrafo o quieren mostrar? Explica que cuando él está registrando, hay algunos que quieren mostrar y otros que no, algunos que actúan mucho frente a la cámara y otros que se preocupan mínimamente por el fotógrafo. Las relaciones se establecen de diferentes formas y las diferentes visiones sobre un mismo grupo o suceso ayudan a que se configure una masa crítica que entienda más a fondo las cosas y se genere debate. Sin embargo, dice que también es importante que el fotógrafo tenga claro hasta qué punto él es capaz de ir, qué quiere mostrar y cómo quiere hacerlo, para que su versión se construya de forma consciente tanto en el registro de las personas como en el reportaje que será difundido al público.

Otro participante plantea que el rol de la fotografía es en parte mostrar diferentes versiones, porque los medios de comunicación tienen conflictos de intereses. Pregunta cómo sería la fotografía si no existieran estos intereses. Ríos responde que los medios de comunicación necesitan ingresos para subsistir, por lo que la ausencia de un conflicto de intereses es una utopía. Sin embargo, dice que para él debe primar una economía de la imagen. Pone el ejemplo de la obra Sunset de Penélope Umbrico, donde la artista en vez de tomar una nueva foto de un atardecer, se apropia de todas las imágenes de atardeceres que están disponibles en internet, y construye a partir de ellas una nueva imagen. Plantea que el proceso de informar es muy importante, porque una comunidad mejor informada va a poder tomar mejores decisiones, pero que es importante evitar la repetición de cubrimientos.

Stephen Ferry toma la palabra y felicita a Ríos por su trabajo, específicamente por haber decidido poner en primer plano al amor al representar a personas estigmatizadas, como los miembros de las FARC. Le dice a Federico que él cree que está siendo injusto con la prensa colombiana, ya que para él no existe una censura significativa en los medios. A esto, Ríos responde que si bien es cierto que los medios no censuran los reportajes, éstos no tienen la posibilidad de pagar a quienes los realizan, por lo que la censura se da en estos términos. No se puede enviar a un fotógrafo durante el tiempo necesario a un campamento guerrillero para que se realice un reportaje, ni pagar una suma justa de dinero a alguno que ya lo hizo.

Otro participante pregunta a Ríos cómo se construye la línea narrativa en sus proyectos, si esto se establece antes de los reportajes o si se va formando en el contacto con las personas. Federico expresa que siempre hay una gran línea narrativa previa, que responde siempre a preguntas muy personales del fotógrafo, que direccionan su quehacer. Sin embargo, dice que si bien este elemento de autor siempre está presente y da la pauta, existe también una expectativa abierta en la fotografía documental a ver qué está pasando en el contexto y a partir de allí tomar decisiones narrativas. También dice que a veces él decide qué cubrimientos hacer y que otras veces es contratado para hacer un reportaje, pero que el resultado siempre estará mediado por los determinantes previos al reportaje y las decisiones del fotógrafo de qué contar y cómo contarlo.

Una participante pregunta si los sujetos que él retrata saben el impacto que esas fotos generan y si esto determina lo que muestran a la cámara. Ríos responde en primer lugar, que él como fotógrafo ha ido entendiendo cada vez mejor cuándo alguien está siendo sincero frente a la cámara. Dice que en la fotografía hay procesos de mediación, donde muchas veces es necesario fotografiar a los sujetos inicialmente como ellos quieren para después tomar otro tipo de fotos que responden más al interés del fotógrafo. Que para lograr plasmar algo sincero en una fotografía es necesario invertir tiempo.  En segundo lugar, dice que él piensa que la guerrilla no dimensiona realmente el impacto de los reportajes porque ellos tienen otro tipo de acercamientos a la imagen, y que para ellos no es relevante este impacto.

Un participante cuestiona a Federico sobre el reportaje de las FARC, ya que el texto que acompaña sus fotografías dice que en este campamento no hay lugares para la alegría, pero que sus fotos transmiten otra cosa. Ríos responde que esa incongruencia es una prueba de la versatilidad de interpretaciones que se pueden dar de un mismo contexto, ya que lo que ve el fotógrafo no es lo mismo que lo que  ve el escritor, y ninguno puede decir al otro cómo realizar su trabajo.

Por último, una participante pregunta si hay algo, una foto, un reportaje que él haya decidido no mostrar. Federico dice que para realizar esta labor, el fotógrafo en primer lugar debe aprender a manejar una herramienta, la cámara. En segundo lugar, debe construir una narrativa que está mediada por sus intereses, en donde es necesario preguntarse por la importancia de las imágenes que se están publicando y si estas realmente aportan algo, por lo que el fotógrafo debe tener una autocensura que sea coherente con lo que quiere contar. Por tanto, hay muchas fotos que toma y no publica, proceso que responde a sus intereses personales de reportero y a lo que considera que aporta a la sociedad.

Los reportajes de Federico muestran realidades de sujetos que han sido estigmatizados y buscan mostrar otras versiones de estas personas  y de sus vidas cotidianas. En su exposición, Federico además plantea reflexiones interesantes sobre el lugar del fotógrafo en los cubrimientos de violencia, sobre las decisiones que se toman al realizar un reportaje y la versatilidad de las verdades y versiones de quienes retratan una situación. Dice que los reportajes serán siempre una versión de los sucesos, determinada por lo que el fotógrafo elige mostrar y cómo lo muestra. También, que esto responde a un interés narrativo del fotógrafo y que los resultados demuestran una mediación entre esos intereses previos y las interacciones que tienen lugar en el contexto.

 

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